El
periodista José Yoldi (@TxetxoY) ha tenido la amabilidad de convocarme a un
debate sobre cuál pueda considerarse la ideología mayoritaria de los jueces
españoles, después de que, tras afirmar él que la mayoría son conservadores o
derechas, lo mismo da, le contradijera yo. Tras aceptar gustosa he optado por
plasmar unas pocas ideas en el blog, dado que el formato “Twitter” resulta
ciertamente limitado a estos efectos. Veremos el juego que da este intento de
causar alguna alteración en las, al parecer, consolidadas convicciones del
periodista sobre este asunto. Vayamos por partes.
Cualquier afirmación
sobre la pretendida ideología dominante de los jueces, puede considerarse una
mera conjetura, hipótesis o suposición, salvo que existiera algún tipo de dato
objetivo, que nos proporcionara información fiable al respecto. Y no creo que
resulte polémico afirmar que tal tipo de constancia debería ser, por la
naturaleza de la afirmación, de tipo demoscópico. Pero resulta que contamos con
los datos en cuestión.
El catedrático José Juan
Toharia Cortés, actual presidente de Metroscopia, viene haciendo para el CGPJ
sucesivos barómetros internos en tres de los cuales, los de 1984, 1987 y 1990
se contienen estadísticas sobre la autocalificación ideológica de los jueces,
de manera paralela a las macroencuestas que se realizan sobre el mismo asunto a
la población general. Para el que esté interesado, en la web del poder judicial
se encuentra accesible para el público la más moderna “La justicia ante el
espejo: 25 años de estudios de opinión del CGPJ. La imagen externa e interna de
la justicia”. En cuyo vol II, pag. 100 y ss., se contienen, entre otras,
aquellas encuestas comentadas.
¿Y qué se deriva de
tales datos demoscópicos? Pues por abreviar, tres conclusiones. La primera, que
los jueces españoles se sitúan mayoritariamente en el centro izquierda, o
quizás por ser más precisos en la izquierda centrada. En efecto, en una tabla del
1 (extrema izquierda) al 10 (extrema derecha), la tabulación se produce del 1
al 4 (izquierda), del 5 al 6 (centro) y de 7 al 10 (derecha). Y considerando
los datos más recientes de 1990, la media resultante es de 4,63, esto es, más
que en el centro hacia la izquierda, en la izquierda hacía el centro.
La segunda, que el autoposicionamiento
político de los jueces españoles es muy estable a lo largo de los años, con una
ligera evolución de décimas hacía la izquierda. Así, mientras en 1984 la media
resultante era de 4,86, en la última encuesta de 1990 era de 4,63. Me atreveré
aquí a hacer una conjetura de esas que intento combatir. Esta es que, conocida
la manera en que se ha modificado la composición de la carrera judicial en los
últimos veinte años, y la edad media actual, estoy convencida de que el
desplazamiento a la izquierda en la tabla ha seguido produciéndose, aún con la
misma moderación.
La tercera, resulta llamativa la esencial
coincidencia entre el autoposicionamiento ideológico del conjunto de la
población y el de los jueces. Mientras en 1984 la media para el conjunto de la
población era de 4,83, para los jueces era del 4,86. En 1987 de 4,65 y 4,81
respectivamente, y en 1989-90 de 4,74 y 4,63 respectivamente, es decir, los
jueces se situaban por primera vez algo más a la izquierda que el conjunto de
la población.
Solo querría realizar
una última precisión. Los anteriores datos no son incompatibles con los
relativos al asociacionismo judicial. De 5234 jueces y magistrados, 1253 están
asociados a la APM, 631 a la Francisco de Vitoria, 514 a Jueces para la Democracia,
303 a Foro Judicial Independiente, y 5 a la Asociación Nacional de Jueces. Es
decir, la inmensa mayoría de 2.528 corresponde a los no asociados. Resultaría
altamente perturbador no recordar que el asociacionismo judicial tiene como
fundamento primero la defensa de los intereses profesionales, aunque algunas
asociaciones hayan olvidado en ocasiones esta premisa, de manera que la
correlación ideológica no es estricta, del mismo modo que no todo el mundo que
se afilia a CCOO o UGT son votantes de los respectivos partidos afines. Es
claro que el 24% de los asociados a la APM se nutren con los jueces que se
autocalifican como de derechas y de centro. Y que en el enorme grupo de los no asociados,
se nutre de jueces de todas las ideologías, que tienen en su mayoría poderosas
razones para no asociarse. Pero este es otro asunto.
Entonces, si resulta que
los únicos datos ciertos, objetivos y fiables disponibles sitúan a los jueces
más a la izquierda que a la derecha, ¿porqué algunas personas como Yoldi creen
justamente lo contrario?. Verán, para los que no estén muy al día en estos
asuntos, debo informarles de que Yoldi no es un cualquiera, sino más bien uno
de los referentes vivos del periodismo de tribunales, que él ha contribuido a
transformar. Ello sugiere que existen poderosas razones que pueden sustentar
algunos malentendidos. Y por lo tanto contestar adecuadamente aquella pregunta
resulta capital, porque pudiera ayudar a desvelar algunos de los
condicionamientos y disfunciones tanto de la carrera judicial como del
periodismo.
Es posible que Yoldi
confunda el conservadurismo político con la defensa del sistema. Y de no ser
así quizás estime oportuno corregirme. Sobre esto no existe, que yo sepa,
encuesta alguna. Aquí me encomiendo a la mera confianza que puedan suscitar mis
opiniones. Afirmo, por el conocimiento derivado de mi propia condición de juez,
y de los muchos compañeros a los que he escuchado y leído a lo largo de mi vida
profesional, que el juez prototípico será de derechas o de izquierdas, pero será,
per se, respetuoso con el sistema y
sus instituciones.
No vivimos en un sistema
dictatorial que pudiera plantear problemas específicos relativos al tradicional
derecho de resistencia. Un juez español contemporáneo no se plantea tales
cuestiones. Por el contrario, y de una manera más o menos refinada, dependiendo
de su formación complementaria en teoría general y filosofía del derecho, sabe
que los poderes que ejerce no pueden ser más amplios que los de la sociedad a
la que sirve. Puede interpretar la ley con cierto margen, y someter su
contenido a un contraste de constitucionalidad. Pero sabe también que las
reformas del marco no corresponden a la judicatura, sino al legislador
ordinario o constituyente según los casos. Por lo demás el marco institucional
no le resulta molesto, porque lo concibe como la garantía esencial de la
convivencia que merece la pena ser respetado y defendido.
En ocasiones, escasas
pero generalmente llamativas, algunos jueces no aceptan tales restricciones, y
por convicción o ignorancia intentan superarlas. Son los jueces activistas, y
los hay en la derecha y en la izquierda. Tan activista es el juez que intenta
eludir la aplicación del derecho de familia a los matrimonios entre
homosexuales, como el que intenta desvirtuar la última reforma laboral bajo el
pretexto de que la constitución reconoce el derecho al trabajo, que por cierto
es un principio rector y no un derecho fundamental.
Fuera de estos casos, un
juez solvente tendrá una tendencia natural como ya dije a respetar el sistema,
y solo lo cuestionará por los medios idóneos. Pero conservar el sistema no es
ser conservador o de derechas, y conviene tener muy presente esta distinción.
Otra cosa es que cada uno de nosotros, jueces, periodistas o cualquier otro
ciudadano, nos sintamos más cómodos y satisfechos con un tipo de decisión que
con otro. Eso le pasa seguro a Yoldi y a mí, y a todos ustedes. Pero si un tipo
de decisión judicial se repite con cierta regularidad, tendremos un indicio muy
claro de que la solución es la más conforme a derecho, y deberemos centrarnos
más bien en promover como ciudadanos el cambio de la ley, que en calificar de
manera inútil y seguramente injusta a los jueces. Si me permiten la nota de
color, @SuperFalete dijo un día con mucha gracia que tenemos la manía de votar
a los políticos que hacen ciertas leyes, para luego insultar a los jueces que
las aplican.
Pero con independencia
de todo lo que se ha dicho hasta el momento. ¿Es importante que los jueces
tengan ideología? ¿Se les puede o se les debe notar que la tienen? La respuesta
debe ser decididamente negativa a las dos preguntas. Aunque reconozco que sobre
esto existen sólidos prejuicios y confusiones, consentidos cuando no generados
en la propia carrera judicial, y cuidadosamente cultivados desde algunos
ámbitos políticos y periodísticos.
La cosa empezó, como
tantas, en la transición. El poder político pensaba que el poder judicial, como
otros ámbitos de la estructura del estado, debía ser renovado desde dentro para
propiciar el cambio. No voy a entrar aquí en un fenómeno sobre el que opiné en
otro post de este blog (“Qué ha entrado en crisis III”). Por lo que ahora
interesa, ciertos operadores judiciales pensaron que había que multiplicar las
ofertas asociativas, y que ello debía hacerse bajo la premisa de que el juez no
solo tenía ideología, sino que estaba legitimado para hacerla valer.
Que cualquier juez tiene
ideas políticas es claro. Que pueda y deba dejarlas traslucir en sus decisiones
es simplemente incierto y constituye unos de los errores más perniciosos que
hemos debido soportar en nuestra democracia. Por supuesto que no es fácil en
ocasiones hacer abstracción de algunas convicciones a la hora de decidir. Pero
en modo alguno es imposible. Constituye una técnica, como la del cirujano que
opera, la modista que cose, el albañil que construye una pared caravista, o el
mecánico que arregla un motor. Precisa de ciertos métodos que permiten dirigir
la flecha al centro de la diana. Es posible que la flecha se desplace un poco
de su destino. Pero es igualmente claro que si se renuncia a apuntar
correctamente, acabará a kilómetros de distancia. Y por cierto, con altas
posibilidades de encajar, si se me permite la expresión, en el culo de alguien,
incluido el de que tan negligentemente la dispara.
La ciudadanía debe estar
sin embargo sustancialmente tranquila en este sentido. La aplastante mayoría de
jueces apuntan con su arco al centro de la diana, tienen sus ideas políticas,
pero no pretenden hacer justicia con ellas. Es más, algunos de los más sonados
incidentes que en las últimas décadas han tenido lugar en el ámbito judicial,
no se han debido propiamente a problemas políticos sino a incompatibilidades
personales y a la colisión de soberbias, que luego han sido utilizadas en otros
ámbitos. Esto lo sabe mejor que muchos Yoldi, que en alguna ocasión ha
explicado la manera en que propios y ajenos han intentado interferir en su
trabajo, haciendo pasar las cosas por lo que no eran. No perderse por cierto la
jugosa entrevista que le hicieron en Periodista Digital, que está accesible en
la red, y en la que relata algunos de tales incidentes. En él primaron los
principios y se negó. No ocurre así en otros casos.
Pero quede claro. No
tengo duda alguna al respecto. Dejando de lado los errores que cualquiera de
nosotros cometemos porque nos ha tocado en el cupo de nuestra humana
naturaleza, el juez decidida e irreductiblemente activista, esto es, el juez
politizado que contamina su actividad jurisdiccional con su ideología, debería
irse a su casa y dedicarse a otra cosa, incluida la política, en la que podrá
exponer su imagen y sus ideas, y comprobar cuántas personas las refrendan con
su voto.
Y en cuanto a los
políticos y los periodistas que eventualmente intenten utilizarlo, cada cual
responda de sus actos en el ámbito que deba. Que muy a menudo es solo la propia
conciencia. Desgraciadamente, en cuanto que algunos carecen de ella.
Sin duda interesante. Soy abogado y también tengo la percepción de Yoldi.
ResponderEliminarLa entrada me ha recordado la ventana de Johari, la conoces? Una de las ventanas o habitaciones es aquella según la cual nos ven los demás.
No será que el concepto de izquierdas varía para tan particular colectivo como es el de los jueces?
Seguro que muchos diputados psoecialistas se consideran de izquierdas. Y muchos no los vemos así :)
Muchas gracias por tu interesante comentario Alfredo. Si, conozco la ventana de Johari, que parece estar muy de moda cuando alguien pretende sostener que te conoce mejor que tú misma.
EliminarBromas aparte, me parece una realidad contrastada mucho antes de la formulación de Luft e Ingham, que todos los seres humanos podemos tener en ciertos aspectos particulares, una visión parcial o distorsionada de nosotros mismos. Pero no veo porqué tal posibilidad va a presentarse con más fecuencia en los seres humanos "jueces" cuando se les pregunta sobre su ideología, en comparación al resto de la población cuando se le hace la misma pregunta.
Por otro lado, tampoco me parece muy aplicable al caso la manera en que cualquier partido político establece la relación entre lo que es, la manera en que se muestra y lo que finalmente hace, todo ello en orden a obtener el poder y luego retenerlo.
¿De verdad es tan difícil aceptar como hipótesis de trabajo 1º que los jueces son mayoritariamente de centro progresista y 2º que tal circunstancia es por lo general irrelevante porque la mayoría de todo ellos, sea cual sea su ideoogía, intenta hacer las cosas bien y ser fiel a su mandato institucional ?
Un cordial saludo.
Bien pensado y muy bien escrito...
ResponderEliminarMuchas gracias. Tu comentario es un estímulo.
ResponderEliminarAcabo de conocer el blog y estoy decidido a leermelo entero. Este post me ha gustado mucho y me reafirma en una creencia que tenía pero que no me había molestado en comprobar. El trabajo de documentación realizado es muy loable. Decir también, que creo que en los jueces la mayoría ideológica suele ser el sentido común. Conozco jueces que deberían ser conservadores de la APM y les falta acampar en sol de su indignación, y supuestos progresistas que son verdaderos burgueses. Además de que la mayoría son independientes, esto es no asociados, también decir, que creo que la mayoría de los asociados no lo son por una cuestión ideológica sino pragmática. Simplemente van a las más numerosas o las "protegidas" para postular a ciertos cargos. Como bien concluye, a más juventud, más dispersión ideológica, hay muchos jóvenes jueces de origen humilde pero gran valía, a lo que hay que sumar el desapego de la juventud con nuestra actual política. Por último, como bien dice, a mí me enseñaron que la independencia comienza con la independencia respecto a uno mismo y su propia ideología.
ResponderEliminarMuchas gracias Isidro por tu comentario. No te precoupes, tal como me has pedido he eliminado este mismo comentario que por error habías colgado en otro post.
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo contigo en que la "ideología" dominante en la carrera judicial es la del sentido común. Y que si alguien quiere hacer una radiografía simplista de las querencias de sus miembros, tendrán serios problemas.
Me parece especialmente interesante tus observaciones, pragmáticas pero muy reveladoras, sobre la causa por la que algunos jueces, de forma totalmente legítima, se asocian o dejan de hacerlo. Y sí, yo también creo que la mayor emancipación posible es la de uno mismo.
Un abrazo.