domingo, 8 de diciembre de 2013

SOBRE LA IDEOLOGÍA DE LOS JUECES. Y SOBRE LO POCO IMPORTANTE QUE ESTO DEBERÍA SER.


                        El periodista José Yoldi (@TxetxoY) ha tenido la amabilidad de convocarme a un debate sobre cuál pueda considerarse la ideología mayoritaria de los jueces españoles, después de que, tras afirmar él que la mayoría son conservadores o derechas, lo mismo da, le contradijera yo. Tras aceptar gustosa he optado por plasmar unas pocas ideas en el blog, dado que el formato “Twitter” resulta ciertamente limitado a estos efectos. Veremos el juego que da este intento de causar alguna alteración en las, al parecer, consolidadas convicciones del periodista sobre este asunto. Vayamos por partes.

                        Cualquier afirmación sobre la pretendida ideología dominante de los jueces, puede considerarse una mera conjetura, hipótesis o suposición, salvo que existiera algún tipo de dato objetivo, que nos proporcionara información fiable al respecto. Y no creo que resulte polémico afirmar que tal tipo de constancia debería ser, por la naturaleza de la afirmación, de tipo demoscópico. Pero resulta que contamos con los datos en cuestión.

                        El catedrático José Juan Toharia Cortés, actual presidente de Metroscopia, viene haciendo para el CGPJ sucesivos barómetros internos en tres de los cuales, los de 1984, 1987 y 1990 se contienen estadísticas sobre la autocalificación ideológica de los jueces, de manera paralela a las macroencuestas que se realizan sobre el mismo asunto a la población general. Para el que esté interesado, en la web del poder judicial se encuentra accesible para el público la más moderna “La justicia ante el espejo: 25 años de estudios de opinión del CGPJ. La imagen externa e interna de la justicia”. En cuyo vol II, pag. 100 y ss., se contienen, entre otras, aquellas encuestas comentadas.

                        ¿Y qué se deriva de tales datos demoscópicos? Pues por abreviar, tres conclusiones. La primera, que los jueces españoles se sitúan mayoritariamente en el centro izquierda, o quizás por ser más precisos en la izquierda centrada. En efecto, en una tabla del 1 (extrema izquierda) al 10 (extrema derecha), la tabulación se produce del 1 al 4 (izquierda), del 5 al 6 (centro) y de 7 al 10 (derecha). Y considerando los datos más recientes de 1990, la media resultante es de 4,63, esto es, más que en el centro hacia la izquierda, en la izquierda hacía el centro.

                        La segunda, que el autoposicionamiento político de los jueces españoles es muy estable a lo largo de los años, con una ligera evolución de décimas hacía la izquierda. Así, mientras en 1984 la media resultante era de 4,86, en la última encuesta de 1990 era de 4,63. Me atreveré aquí a hacer una conjetura de esas que intento combatir. Esta es que, conocida la manera en que se ha modificado la composición de la carrera judicial en los últimos veinte años, y la edad media actual, estoy convencida de que el desplazamiento a la izquierda en la tabla ha seguido produciéndose, aún con la misma moderación.

                         La tercera, resulta llamativa la esencial coincidencia entre el autoposicionamiento ideológico del conjunto de la población y el de los jueces. Mientras en 1984 la media para el conjunto de la población era de 4,83, para los jueces era del 4,86. En 1987 de 4,65 y 4,81 respectivamente, y en 1989-90 de 4,74 y 4,63 respectivamente, es decir, los jueces se situaban por primera vez algo más a la izquierda que el conjunto de la población.

                        Solo querría realizar una última precisión. Los anteriores datos no son incompatibles con los relativos al asociacionismo judicial. De 5234 jueces y magistrados, 1253 están asociados a la APM, 631 a la Francisco de Vitoria, 514 a Jueces para la Democracia, 303 a Foro Judicial Independiente, y 5 a la Asociación Nacional de Jueces. Es decir, la inmensa mayoría de 2.528 corresponde a los no asociados. Resultaría altamente perturbador no recordar que el asociacionismo judicial tiene como fundamento primero la defensa de los intereses profesionales, aunque algunas asociaciones hayan olvidado en ocasiones esta premisa, de manera que la correlación ideológica no es estricta, del mismo modo que no todo el mundo que se afilia a CCOO o UGT son votantes de los respectivos partidos afines. Es claro que el 24% de los asociados a la APM se nutren con los jueces que se autocalifican como de derechas y de centro. Y que en el enorme grupo de los no asociados, se nutre de jueces de todas las ideologías, que tienen en su mayoría poderosas razones para no asociarse. Pero este es otro asunto.

                        Entonces, si resulta que los únicos datos ciertos, objetivos y fiables disponibles sitúan a los jueces más a la izquierda que a la derecha, ¿porqué algunas personas como Yoldi creen justamente lo contrario?. Verán, para los que no estén muy al día en estos asuntos, debo informarles de que Yoldi no es un cualquiera, sino más bien uno de los referentes vivos del periodismo de tribunales, que él ha contribuido a transformar. Ello sugiere que existen poderosas razones que pueden sustentar algunos malentendidos. Y por lo tanto contestar adecuadamente aquella pregunta resulta capital, porque pudiera ayudar a desvelar algunos de los condicionamientos y disfunciones tanto de la carrera judicial como del periodismo.

                        Es posible que Yoldi confunda el conservadurismo político con la defensa del sistema. Y de no ser así quizás estime oportuno corregirme. Sobre esto no existe, que yo sepa, encuesta alguna. Aquí me encomiendo a la mera confianza que puedan suscitar mis opiniones. Afirmo, por el conocimiento derivado de mi propia condición de juez, y de los muchos compañeros a los que he escuchado y leído a lo largo de mi vida profesional, que el juez prototípico será de derechas o de izquierdas, pero será, per se, respetuoso con el sistema y sus instituciones.

                        No vivimos en un sistema dictatorial que pudiera plantear problemas específicos relativos al tradicional derecho de resistencia. Un juez español contemporáneo no se plantea tales cuestiones. Por el contrario, y de una manera más o menos refinada, dependiendo de su formación complementaria en teoría general y filosofía del derecho, sabe que los poderes que ejerce no pueden ser más amplios que los de la sociedad a la que sirve. Puede interpretar la ley con cierto margen, y someter su contenido a un contraste de constitucionalidad. Pero sabe también que las reformas del marco no corresponden a la judicatura, sino al legislador ordinario o constituyente según los casos. Por lo demás el marco institucional no le resulta molesto, porque lo concibe como la garantía esencial de la convivencia que merece la pena ser respetado y defendido.

                        En ocasiones, escasas pero generalmente llamativas, algunos jueces no aceptan tales restricciones, y por convicción o ignorancia intentan superarlas. Son los jueces activistas, y los hay en la derecha y en la izquierda. Tan activista es el juez que intenta eludir la aplicación del derecho de familia a los matrimonios entre homosexuales, como el que intenta desvirtuar la última reforma laboral bajo el pretexto de que la constitución reconoce el derecho al trabajo, que por cierto es un principio rector y no un derecho fundamental.

                        Fuera de estos casos, un juez solvente tendrá una tendencia natural como ya dije a respetar el sistema, y solo lo cuestionará por los medios idóneos. Pero conservar el sistema no es ser conservador o de derechas, y conviene tener muy presente esta distinción. Otra cosa es que cada uno de nosotros, jueces, periodistas o cualquier otro ciudadano, nos sintamos más cómodos y satisfechos con un tipo de decisión que con otro. Eso le pasa seguro a Yoldi y a mí, y a todos ustedes. Pero si un tipo de decisión judicial se repite con cierta regularidad, tendremos un indicio muy claro de que la solución es la más conforme a derecho, y deberemos centrarnos más bien en promover como ciudadanos el cambio de la ley, que en calificar de manera inútil y seguramente injusta a los jueces. Si me permiten la nota de color, @SuperFalete dijo un día con mucha gracia que tenemos la manía de votar a los políticos que hacen ciertas leyes, para luego insultar a los jueces que las aplican.

                        Pero con independencia de todo lo que se ha dicho hasta el momento. ¿Es importante que los jueces tengan ideología? ¿Se les puede o se les debe notar que la tienen? La respuesta debe ser decididamente negativa a las dos preguntas. Aunque reconozco que sobre esto existen sólidos prejuicios y confusiones, consentidos cuando no generados en la propia carrera judicial, y cuidadosamente cultivados desde algunos ámbitos políticos y periodísticos.

                        La cosa empezó, como tantas, en la transición. El poder político pensaba que el poder judicial, como otros ámbitos de la estructura del estado, debía ser renovado desde dentro para propiciar el cambio. No voy a entrar aquí en un fenómeno sobre el que opiné en otro post de este blog (“Qué ha entrado en crisis III”). Por lo que ahora interesa, ciertos operadores judiciales pensaron que había que multiplicar las ofertas asociativas, y que ello debía hacerse bajo la premisa de que el juez no solo tenía ideología, sino que estaba legitimado para hacerla valer.

                        Que cualquier juez tiene ideas políticas es claro. Que pueda y deba dejarlas traslucir en sus decisiones es simplemente incierto y constituye unos de los errores más perniciosos que hemos debido soportar en nuestra democracia. Por supuesto que no es fácil en ocasiones hacer abstracción de algunas convicciones a la hora de decidir. Pero en modo alguno es imposible. Constituye una técnica, como la del cirujano que opera, la modista que cose, el albañil que construye una pared caravista, o el mecánico que arregla un motor. Precisa de ciertos métodos que permiten dirigir la flecha al centro de la diana. Es posible que la flecha se desplace un poco de su destino. Pero es igualmente claro que si se renuncia a apuntar correctamente, acabará a kilómetros de distancia. Y por cierto, con altas posibilidades de encajar, si se me permite la expresión, en el culo de alguien, incluido el de que tan negligentemente la dispara.

                        La ciudadanía debe estar sin embargo sustancialmente tranquila en este sentido. La aplastante mayoría de jueces apuntan con su arco al centro de la diana, tienen sus ideas políticas, pero no pretenden hacer justicia con ellas. Es más, algunos de los más sonados incidentes que en las últimas décadas han tenido lugar en el ámbito judicial, no se han debido propiamente a problemas políticos sino a incompatibilidades personales y a la colisión de soberbias, que luego han sido utilizadas en otros ámbitos. Esto lo sabe mejor que muchos Yoldi, que en alguna ocasión ha explicado la manera en que propios y ajenos han intentado interferir en su trabajo, haciendo pasar las cosas por lo que no eran. No perderse por cierto la jugosa entrevista que le hicieron en Periodista Digital, que está accesible en la red, y en la que relata algunos de tales incidentes. En él primaron los principios y se negó. No ocurre así en otros casos.

                        Pero quede claro. No tengo duda alguna al respecto. Dejando de lado los errores que cualquiera de nosotros cometemos porque nos ha tocado en el cupo de nuestra humana naturaleza, el juez decidida e irreductiblemente activista, esto es, el juez politizado que contamina su actividad jurisdiccional con su ideología, debería irse a su casa y dedicarse a otra cosa, incluida la política, en la que podrá exponer su imagen y sus ideas, y comprobar cuántas personas las refrendan con su voto.

                        Y en cuanto a los políticos y los periodistas que eventualmente intenten utilizarlo, cada cual responda de sus actos en el ámbito que deba. Que muy a menudo es solo la propia conciencia. Desgraciadamente, en cuanto que algunos carecen de ella.

6 comentarios:

  1. Sin duda interesante. Soy abogado y también tengo la percepción de Yoldi.

    La entrada me ha recordado la ventana de Johari, la conoces? Una de las ventanas o habitaciones es aquella según la cual nos ven los demás.

    No será que el concepto de izquierdas varía para tan particular colectivo como es el de los jueces?

    Seguro que muchos diputados psoecialistas se consideran de izquierdas. Y muchos no los vemos así :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu interesante comentario Alfredo. Si, conozco la ventana de Johari, que parece estar muy de moda cuando alguien pretende sostener que te conoce mejor que tú misma.
      Bromas aparte, me parece una realidad contrastada mucho antes de la formulación de Luft e Ingham, que todos los seres humanos podemos tener en ciertos aspectos particulares, una visión parcial o distorsionada de nosotros mismos. Pero no veo porqué tal posibilidad va a presentarse con más fecuencia en los seres humanos "jueces" cuando se les pregunta sobre su ideología, en comparación al resto de la población cuando se le hace la misma pregunta.
      Por otro lado, tampoco me parece muy aplicable al caso la manera en que cualquier partido político establece la relación entre lo que es, la manera en que se muestra y lo que finalmente hace, todo ello en orden a obtener el poder y luego retenerlo.
      ¿De verdad es tan difícil aceptar como hipótesis de trabajo 1º que los jueces son mayoritariamente de centro progresista y 2º que tal circunstancia es por lo general irrelevante porque la mayoría de todo ellos, sea cual sea su ideoogía, intenta hacer las cosas bien y ser fiel a su mandato institucional ?
      Un cordial saludo.

      Eliminar
  2. Muchas gracias. Tu comentario es un estímulo.

    ResponderEliminar
  3. Acabo de conocer el blog y estoy decidido a leermelo entero. Este post me ha gustado mucho y me reafirma en una creencia que tenía pero que no me había molestado en comprobar. El trabajo de documentación realizado es muy loable. Decir también, que creo que en los jueces la mayoría ideológica suele ser el sentido común. Conozco jueces que deberían ser conservadores de la APM y les falta acampar en sol de su indignación, y supuestos progresistas que son verdaderos burgueses. Además de que la mayoría son independientes, esto es no asociados, también decir, que creo que la mayoría de los asociados no lo son por una cuestión ideológica sino pragmática. Simplemente van a las más numerosas o las "protegidas" para postular a ciertos cargos. Como bien concluye, a más juventud, más dispersión ideológica, hay muchos jóvenes jueces de origen humilde pero gran valía, a lo que hay que sumar el desapego de la juventud con nuestra actual política. Por último, como bien dice, a mí me enseñaron que la independencia comienza con la independencia respecto a uno mismo y su propia ideología.

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias Isidro por tu comentario. No te precoupes, tal como me has pedido he eliminado este mismo comentario que por error habías colgado en otro post.
    Estoy muy de acuerdo contigo en que la "ideología" dominante en la carrera judicial es la del sentido común. Y que si alguien quiere hacer una radiografía simplista de las querencias de sus miembros, tendrán serios problemas.
    Me parece especialmente interesante tus observaciones, pragmáticas pero muy reveladoras, sobre la causa por la que algunos jueces, de forma totalmente legítima, se asocian o dejan de hacerlo. Y sí, yo también creo que la mayor emancipación posible es la de uno mismo.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar