Una sociedad democrática requiere una deliberación
ciudadana permanente, seria y productiva. Y ello implica la crítica de la
actuación de los poderes públicos, incluida la de los jueces, que asumimos esta
necesidad sin aspavientos. No solo entendemos la crítica a nuestras
resoluciones, sino que participamos en ella mediante el debate doctrinal. Basta
asomarse a las diversas publicaciones especializadas o generalistas, para
comprobar con qué naturalidad sometemos las resoluciones judiciales a
escrutinio, y promovemos debates, en ocasiones acalorados. Así que cuando les
digan que los jueces somos corporativistas o endogámicos, no hagan mucho caso.
Más bien reflexionen sobre las intenciones de quienes dicen tal cosa.
Lo que ocurre es que en no pocas ocasiones, se hace pasar
la crítica por lo que es una simple estrategia, para segar la hierba debajo del
poder judicial. La trampa se disfraza con ramas torpemente dispuestas, sobre
una fosa oscura. Algunos políticos españoles les tienen ganas a los jueces, a
los que no perdonan que su legitimidad no provenga de manera delegada y vicaria
de cualquier otro poder del Estado, sino que conforme al diseño constitucional,
emane directamente de la soberanía popular. La división de poderes les provoca un
tremendo dolor de cabeza, porque las decisiones judiciales quedan fuera de su
acción y sus mangoneos.
Este tipo de política será mala, pero no es tonta. Como
no pueden incidir directamente en la acción judicial, se afana en hacerlo
indirectamente. Y eso pasa por desprestigiarla, privarle de fundamento,
achacarle todo tipo de defectos y carencias morales, en definitiva, por hacerla
más vulnerable, para que luego se puedan acometer, llegado el caso, labores de
acoso y derribo, y pueda acudir, en presta ayuda, un imaginario cuerpo de
bomberos, integrado por pirómanos.
En los últimos meses hemos asistido a algunos ejemplos
muy significativos. Cada grupo de poder tiene sus mañas, y sus mecanismos de
transmisión. Así que, dependiendo de las necesidades del momento, escucharán
que los jueces españoles son una cosa y la contraria. Que son todos fachas y del
Opus Dei; o unos rojos ; machistas; feminazis; que responden a las
instrucciones de un partido; o del contrario; que son correas de transmisión de
este o aquel. También ha prosperado últimamente la variante de presentar las
decisiones judiciales como disparatadas. Ojo, no como lo que son, materia
controvertida y discutible. Esto no bastaría. Sino como algo fuera de razón,
una estupidez inasumible, lo cual se sostiene con desparpajo utilizado alguna
peregrina opinión, con independencia de que ésta se considere inasumible en lo
más granado y sereno del mundo jurídico.
Se trata de
argumentos simplones, desconectados de la realidad, que no resisten un mínimo
análisis. Son, sencillamente, mentira. A pesar de ello, su daño es inmenso,
porque al presentar como verosímil lo fantástico, disuelven gradualmente los
cimientos que sustentan el Estado de Derecho, poniendo en cuestión el
fideicomiso que la sociedad ha instituido a favor del poder judicial. El tipo
de ataques a los que me vengo refiriendo son, además de destructivos,
oportunistas y cobardes. Quienes los ejecutan saben que, normalmente, van a
tener una respuesta muy mitigada, no solo porque los jueces suelan comportarse
de manera especialmente mesurada y discreta, sino también porque el estatuto de
los jueces, impone obligaciones y restricciones propias de lo que son,
integrantes del poder judicial, en el entendimiento de que van a ser tratados
como tales, con el respeto que exige su función, que es compatible, como vengo
diciendo, con la crítica. Por eso es tan especialmente recriminable que se
rompa esta ecuación, de manera que se trate a los jueces, con menor capacidad
de respuesta, como si se tratara de un adversario político no reconocido,
disimulando ataques que socavan la confianza en el sistema.
Este tipo de estrategias son además, especialmente reprochables
e indignas, cuando se centra en jueces individualmente considerados, en cuanto
se dirige contra integrantes de un poder del Estado que se ha diseñado inerme,
sin otra defensa posible, en principio, que la ejercida por el Órgano de
gobierno del propio poder judicial, que es casi siempre, de naturaleza más bien
simbólica y declamatoria. Nada impediría que un juez especialmente concernido,
ejerciera sus propias acciones a título particular, pero ello no sería posible
seguramente hasta terminado por completo el asunto en relación al cual se
plantea el ataque, y llevaría aparejado un coste muchas veces inasumible en el
ámbito personal y familiar.
Llegados a este punto, quizás estemos en mejores
condiciones de valorar las reacciones políticas producidas como consecuencia de
la sentencia de la llamada manada. Tanto
la sentencia, como su voto particular, podrán ser objeto de diversos análisis,
y por supuesto, la decisión se someterá a la revisión propia de los recursos.
Pero con ella llegamos al final de nuestro recorrido, porque supone el epítome
de los movimientos oscilatorios de ataque-cobertura-cortina de humo.
Nada es
gratuito. Que se convocara a la gente a manifestarse a los quince minutos de
haberse iniciado la lectura del fallo judicial, sin la más remota idea del
contenido de la sentencia. Que un Ministro de Justicia insinúe “problemas
singulares” de un magistrado en activo, sugiriendo que debieron adoptarse
medidas preventivas. Que la portavoz del principal partido de la oposición
apoyara de inmediato al ministro insistiendo en la necesidad de seguimiento a
los jueces. O que alguno de esos terminales profesionales de la escandalera, ya
por completo desquiciado, realice manifestaciones que causan sonrojo y estupor.
Todos ellos tienen en común, que intentan oficiar el entierro de la división de
poderes. Si recuperan la tranquilidad y el decoro, algún día recordarán con
vergüenza estos días que se les fueron a todos ellos de las manos. Por el
momento, ya veremos lo que cuesta remontar esta triste situación, que puede
calificarse sin mayores esfuerzos como una crisis institucional en toda regla.
Ningún juez quiere nada malo para los causantes del destrozo. Por el contrario,
deseamos de todo corazón, por el bien de nuestro proyecto común de convivencia,
que si algún día se ven sometidos a un procedimiento, no deban ser juzgados con
las reglas que ellos mismos han intentado hacer valer para otros.
Las asociaciones judiciales han pedido ya, con plena
justificación, la dimisión del Ministro, y el CGPJ ha emitido uno de esos
comunicados declamatorios, y generalmente inútiles. Pero no debemos olvidar de
qué va todo esto. De torpezas, sí, y también de trampas disimuladas en el suelo
que pisamos. De intentar privar de respeto a quienes se encuentran en este
momento en pleno proceso de reivindicación profesional, y quienes podrían
decidir en el futuro asuntos que conciernen a unos y a otros, algunos con
previsiones políticas de futuro, más bien grises y tormentosas. Una
irresponsabilidad imperdonable, porque se juega con uno de los sistemas
constitucionales más sólidos del mundo, es decir, con las cosas de comer del
conjunto de la ciudadanía. Los ejércitos perdedores cometen en su retirada
algunos de sus peores desmanes; cegados por el fracaso, solo saben ya sembrar
miseria y ruina, porque son incapaces de concebir el futuro. Ojalá no tengamos
que identificar en todo este disparate, las terribles secuelas de la política
desmoronada.
En mi modestísima opinión las sentencias judiciales no deben ser criticadas sino recurridas
ResponderEliminarNunca creí en hechizos o magias hasta que conocí a este lanzador de hechizos especial llamado Dr.WEALTHY. El hombre con el que quería casarme me dejó por otra mujer y mi vida estaba al revés. Estuvimos juntos durante 4 años y realmente lo amo mucho, me dejó por otra mujer sin ninguna razón, intenté llamarlo, nunca contestó mis llamadas y no quiere verme. Hasta que vi una publicación sobre Dr.WEALTHY sobre cómo ha estado ayudando a las personas y le conté al hombre lo que sucedió. me ayudó a hacer algunas lecturas y después de las lecturas me hizo darme cuenta de que la otra mujer había hecho algunos hechizos sobre mi esposo y esa es la razón por la que me dejó, me dijo que me ayudará a lanzar un hechizo para traer él de vuelta. Al principio era escéptico, pero lo intenté. En 4 días, mi esposo me llamó y vino a pedirme disculpas. No puedo creer que pueda volver a verme, pero ahora estoy feliz de que haya regresado y ahora estamos casados y vivimos como una familia feliz. Estoy publicando esto en el foro si alguien necesita la ayuda de este hombre. Puede contactarlo a través de esta dirección de correo electrónico: wealthylovespell@gmail.com o llamar / Whatsapp +2348105150446
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